Él me busca,
buscando un sentido, a la espera
de que yo pase.
Yo me escondo,
Detrás de un árbol
del mismo alambrado,
para dar sentido a su búsqueda.
En silencio.
El tiempo pasa
y nos separa
como el alambrado
Y el árbol.
Él adentro.
Yo, afuera.
Esperando el mismo movimiento:
un cruce de ojos,
un corazón que se irá,
otro que dispara.
A los dos el tiempo
nos reserva la rutina.
En el auto paso por delante de él,
y registramos nuestras sonrisas.
Él seguirá leve;
yo arrastraré el peso
de lo efímero
de nuestras existencias.
Este desconcierto
me acompañará
por el resto del día.
Buenos Aires, 14/03/2013
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